Capitulo 6 El abrazo que nunca pedimos terminar
Hay vínculos que no nacen para quedarse. No porque no duelan, no porque no importen, sino porque simplemente llegan en el momento equivocado, con la intensidad correcta, pero con demasiados silencios cargando el peso del pasado.
Thiago —un nombre que no es suyo, pero que lleva su vibra— fue eso.
Un refugio, no una promesa.
Nos encontramos en medio de nuestras propias ruinas: yo, con el corazón agrietado por una separación que todavía ardía; él, cargando también sus propias fracturas. Nadie vino a salvar al otro, pero nos acompañamos en el naufragio. Nos cuidamos como si tuviéramos miedo de rompernos más. No éramos pareja, éramos dos sobrevivientes, dos cuerpos pasionales que encontraban en el otro una tregua breve del dolor.
Vivimos miles de momentos que nadie más sabrá, y sin embargo, lo más real fue el silencio.
Recuerdo con precisión el 14 de octubre de 2022 en Langui. En mi Facebook hay una foto de ese día. Éramos dos almas perdidas refugiadas en una noche eterna. Una casa antigua, una película vieja, una atmósfera que parecía escrita por alguien que sabía que esa sería nuestra única escena juntos.
No hubo besos.
No hubo caricias.
Solo un abrazo.
Uno que no queríamos soltar.
Uno que decía todo lo que no nos atrevimos a confesar.
Queríamos vivir juntos, soñamos con eso. Pero los sueños, a veces, son solo mentiras disfrazadas de esperanza. Ambos ocultábamos verdades. Y aún así, deseábamos lo mejor para el otro, incluso si eso significaba alejarnos.
Todo eso vive ahora en una canción:
“Stay the Night” de Benjamin Orr.
"I’ll stay and I’ll keep you warm..."
Esa línea me encontró con la cabeza apoyada en su pecho, deseando que la noche no termine nunca. Porque por un instante, quise que mi vida terminara ahí. No en tragedia, no en drama. Sino detenida en esa pausa dulce, como si el universo me concediera una última escena de paz.
"You don't have to ask me if I care..."
Porque no había nada que preguntar. Él sabía que yo me preocupaba. Y yo sabía que él, a su manera, también.
"Can you feel it when we touch?"
Pero esa noche no hubo tacto, no en el sentido tradicional. Lo que hubo fue algo mucho más íntimo: un abrazo que dolía de tan honesto. Un calor que no venía del cuerpo, sino del alma. Una cercanía que no buscaba cuerpo, sino alivio.
"Would you love me if I was down and out?"
Y sí, lo quise así. En su tristeza, en su debilidad, en su caos encantador. Y sé que él me quiso a mí también. Al menos por esa noche.
No necesito cerrar los ojos para volver ahí.
Esa noche sigue conmigo.
El abrazo también.
Aunque ya no estés.
Y mientras la canción susurra lo que ninguno de los dos pudo decir, me pregunto:
¿Qué pasa con los vínculos que no se rompen… porque nunca llegaron a empezar?
Thiago
(A quien nunca se le pidió que se quedara… pero igual lo hizo por una noche.)
Comentarios
Publicar un comentario