CAPITULO 3 El caos que elegí
Desde el fondo de mi corazón… sin decirlo
Estaba sentada junto a la ventana.
El mundo giraba allá afuera, pero yo me quedé quieta, sintiendo cómo una melodía cualquiera podía abrir un cajón que creí cerrado.
Y pensé en Leo, ese hombre con alma de laberinto, que llega sin prometer y se va sin despedirse, pero siempre deja algo encendido antes de marcharse.
A veces me pregunto si él sabe lo que causa.
Si se da cuenta del caos tibio que deja cuando aparece, cuando me mira de reojo,
cuando se queda más tiempo de lo debido sin decir por qué.
No hablamos de amor.Nunca lo hicimos.
Pero había algo en su forma de volver,
como si entre nosotros hubiera un idioma secreto que no necesita palabras…
solo presencia.
Y sin embargo, en medio de esa canción que parecía hablarnos a escondidas,
me sentí cansada de los silencios,
de los casi, de las pausas disfrazadas de destino.
Entonces me pregunté: ¿Qué pasa cuando uno deja de aferrarse a lo que pudo ser…
y empieza a vivir lo que merece ser?
Quizás Leo fue mi caos favorito.
Pero esta vez, me toca ser la calma de mi propia historia.
Comentarios
Publicar un comentario